INTEGRIDAD Y HONOR.
ndido, enigmático y no podemos permitirnos caer en comportamientos poco éticos o despreciables. Ser honorables significa actuar con rectitud, mantenernos firmes en el camino del guerrero, si fallamos, ser honorables significa levantarnos otra vez, seguir hacia adelante.
No os hablaré del Tao, ni del Bushi_do, ni si quiera del chamán Don Juan, de Carlos Castaneda, en los que me cobijé bajo sus sombras en tiempos lejanos de mi juventud, cuando aún pensaba que esos caminos me llevarían a las alturas, donde el aire es más liviano y el pensamiento más profundo. No hay atajos en el camino. No hay teoría, no hay discursos, sino reglas de conducta para llevar una vida “fuerte y clara” en medio de una realidad que nos debilita, nos dispersa, nos embota.
Por ello, la senda que recorremos nace como práctica, no como discurso, especulación o construcción de un sistema teórico, sino como transformación de uno mismo.
Practicamos el arte de la atención, ejercido durante décadas. El aprendizaje de una vida impecable es interminable. La claridad es la fuerza. Vivimos impecablemente cuando estamos presentes en lo que hacemos. Cuando nuestras decisiones son precisas. Cuando nos hacemos cargo de nuestros actos. Son disposiciones éticas que van a contracorriente de las tendencias dominantes de nuestra sociedad. Mantenernos alerta y estar siempre dispuestos a renovar la mirada sobre todas las cosas que nos rodean, sobre los otros y sobre nosotros mismos continuamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario