domingo, 28 de febrero de 2021

POR NO REFLEXIONAR

 

Hoy quisiera habar sobre la pornografía. Creo que es un tema lo suficientemente importante para la   reflexión pero, no entraré en modo alguno en consideraciones éticas o morales sobre este tema. Nunca he tenido vocación ni tendencia al proselitismo de ninguna clase, pero sí deseo señalar los efectos que tiene en el cerebro la pornografía.

 Desde la aparición de internet, el consumo pornográfico se ha disparado hasta niveles asombrosos. La pornografía es el más claro ejemplo de una errónea información que uno puede fácilmente “tragar” sin reflexión alguna, como una perversa papilla sin propiedades nutricionales.

Desde que el porno es gratuito por la red (mucho cuidado con las cosas “gratuitas” de internet) su consumo es voraz; una web, tiene de promedio 33000 millones de visitas anuales en las que el 90 por ciento son hombres, incluso con edades tempranas de once o doce años y el tanto por ciento de mujeres, es cada vez es más elevado.

 La ciencia está dando aún sus primeros pasos en la investigación de las consecuencias neurológicas del consumo de porno, pero está claro que la salud mental y la actividad sexual se ven negativamente afectadas por su frecuente visión y los hábitos de la juventud, que están degenerando en actitudes sexistas, incluso misóginas hacia las mujeres, son los mejores predictores de lo que está aún por venir. El peligro de la pornografía está en que fomenta el hábito de unos comportamientos irreales que moldean la personalidad de forma significativa.

 Muchos neurólogos, psiquiatras y psicólogos apuntan que el grave aumento de las tasas de violaciones y agresiones sexuales podrían estar relacionadas con el incremento de la pornografía tan asequible al público, por que muestra un erróneo comportamiento en la relación sexual.

Lo cierto es, como ya os he enseñado con anterioridad, cuanto más entremos en un ciclo de repeticiones, tanto positivas como negativas, más reforzaremos un hábito y más fuertes se volverán los enlaces de esos circuitos neuronales.

 Así es como los hombres y mujeres terminan en cautiverio bajo esos erróneos comportamientos sexuales y como hemos visto, nuestras creencias, pensamientos y comportamientos cambian la estructura de nuestro cerebro, cambian quiénes somos.

El sexo, sin duda alguna no es violencia. El sexo, no es dominación ni esclavitud ni vejación, no es coacción, angustia u opresión. La pornografía en realidad está cambiando el cerebro y el cuerpo de los consumidores para peor.

 ¿Por qué? Veamos las razones, hay varias.

Para ello, os hablaré un poco de lo que está ocurriendo en nuestro entorno.

 Vivimos en un mundo donde se ha fomentado hasta la saciedad, la falacia de lo que se muestra en un video es verdad y en nuestro mundo acelerado e impulsado por la información, el video es el medio preferido de comunicación y difusión de información, sea ésta cierta o falsa.

 La cuestión es que el video tiene el poder de influir e incluso reemplazar comportamientos en tu mente sin que seas consciente de lo que estás viendo. Terrible, ¿verdad?

La pornografía anima a buscar sexo y, en algunos casos, establecer relaciones íntimas y no saludables con personas que están dispuestas a tener relaciones sexuales sin  ningún  límite. Por muy emocionante que parezca, tener relaciones sexuales con cualquiera que esté disponible puede ser una señal de que alguien no tiene mucha disciplina y además corre un gran riesgo.

 Además de eso, cientos de horas de pornografía crean ciertas expectativas sobre cómo es el sexo.

El consumidor promedio de pornografía de 16 años está obteniendo literalmente su educación sexual de los videos que ve. Y eso no es bueno, especialmente porque la pornografía vende una fantasía deformada y una realidad exagerada de cómo es el sexo real.

 Imagínate lo que sucedería si la clase de salud de tu escuela fuera impartida por un vendedor de cigarrillos. Lo más probable es que no escuches mucho sobre el cáncer de pulmón o cuánto más corta es la esperanza de vida de un fumador típico. Incluso podría intentar decirte que fumar podría aumentar tu tiempo de vida o reforzar tu inteligencia. Suena ridículo, ¿verdad? Pero ése es el tipo de educación que millones de adolescentes reciben todos los días sobre el sexo.

 Y al igual que los anuncios de cigarrillos muestran a personas sanas fumando, en lugar de la realidad que causa el cáncer, la pornografía ofrece una idea completamente distorsionada de cómo son realmente las parejas, el sexo y las relaciones y en un mercado competitivo, eso significa que los editores pornógrafos están tratando de superarse entre sí para crear las imágenes más extremas con actitudes cada vez más brutales y distorsionadas.

 La consecuencia de todo esto es por un lado, que las personas que han consumido una cantidad significativa de pornografía tienen más probabilidades de comenzar a tener relaciones sexuales antes y con más parejas, de participar en tipos de relaciones sexuales más arriesgadas que las ponen en mayor peligro de contraer infecciones de transmisión sexual.

 Por otro lado, las relaciones con sus parejas, se vuelven tremendamente complicadas cuando sus parejas no quieren representar los actos degradantes o peligrosos que muestra la pornografía. Como resultado, se ha demostrado que las personas que consumen pornografía, tienen más probabilidades de acudir a las prostitutas, a menudo en busca de la oportunidad de vivir lo que han visto en la pornografía.

 Finalmente, en la pornografía, se eliminan las consecuencias de esas conductas. No hay embarazos no planificados, cáncer de cuello uterino, parásitos intestinales, hepatitis, desgarros o hematomas en la piel. En el porno, no importa cuán duro trate una persona a su pareja, o en grupo. Así pues, ¿Qué mensajes están aprendiendo los jóvenes con tanta eficacia de la pornografía?. ¿Qué tipo de educación es esa?. ¿Qué mensajes envía eso a las mujeres jóvenes y niñas que también consumen este contenido?

 Eso es la pornografía: Adoctrinamiento, el proceso de enseñar a una persona o grupo a aceptar un conjunto de creencias sin crítica. No es solo entretenimiento. No es solo excitante. Enseña un mensaje perjudicial de una cosmovisión errónea y específica. Y ése es el peligro. 


 

 

 

viernes, 26 de febrero de 2021

NATURALMENTE

 

 Ludwig Feuerbach, filósofo y antropólogo alemán, en su escrito de 1850 “Enseñanza de la alimentación” (Lehre der Nahrungsmittel: Für das Volk), escribió la famosa frase: “Somos lo que comemos”.

 Seguro que estáis de acuerdo conmigo que nuestro bienestar físico y mental está directamente relacionado con lo que comemos y bebemos.  Comer bien es parte de la estrategia que puede reducir nuestro riesgo de padecer alguna enfermedad crónica, mantener un buen equilibrio mental e incluso mejorar la condición de nuestros propios genes, si, incluso eso.

 También estaréis de acuerdo conmigo que la mejor alimentación es la llamada “Natural”, es decir, aquellos a los cuáles no se ha añadido ningún componente, no se les ha adicionado de forma industrial sal, azúcar, grasas, edulcorantes, estabilizadores, potenciadores u otros componentes y tampoco han recibido un tratamiento industrial. ¿O.K?.

 Ahora pensemos en lo que comemos diariamente y veamos las etiquetas de esos productos. La realidad es que en un mundo cada vez más industrializado y penetrado por la tecnología, lo realmente Natural apenas existe y nos cueste identificar los alimentos mínimamente procesados, a los cuáles no se han añadido ingredientes. Tal vez nos quedemos solamente con las frutas y verduras frescas, los tubérculos, legumbres, semillas, frutos secos… y nada más.

 Podemos encontrar también unos alimentos mínimamente procesados, a los cuáles no se han añadido ingredientes pero sí han recibido un mínimo procesamiento que no altera su naturaleza. Por ejemplo: Se los lava, pasteuriza, limpia, congela, esteriliza, fermenta sin producir alcohol o envasa.

Tales como el yogur, las leches y otros lácteos, los vegetales y hortalizas congeladas o envasadas y semejantes.

 Los que nos interesa conocer son los alimentos que reciben un procesamiento industrial durante el cual se cambia la naturaleza del alimento original tales como las frutas y verduras en conservas, los encurtidos, los ahumados, las carnes curadas y los quesos a los cuáles se añade sal, así como también, las bebidas alcohólicas y algunas golosinas.

Pero, los más peligrosos para nuestro organismo, debido a que en ellos poco encontramos de la fibra, las vitaminas y los minerales que ofrecen los alimentos naturales y por el contrario, se trata de "alimentos" colmados de grasas trans, sodio y azúcar y concentrados en energía. son los llamados Ultraprocesados que se elaboran a partir de ingredientes industriales en su mayoría, suelen tener cinco o más ingredientes entre los que podemos encontrar sal, azúcar añadido - u otros tipos de edulcorantes -, aceites refinados, grasas, antioxidantes, etc. Es decir, que tienen gran de variedad de aditivos. Podemos identificarlos porque son productos altamente durables, apetecibles y lucrativos, no se reconocen como versiones de un alimento natural y en general, están listos para consumir.  

 Éstos últimos son los que se deben evitarse en una dieta mientras que la base de una dieta saludable debería estar compuesta por alimentos naturales o mínimamente procesados.

 Ahora bien, hay que tener cuidado para que no nos engañen. Algunos fabricantes utilizan estrategias de márketing para confundirnos. Los productos ecológicos son más caros que los no ecológicos y esto genera más ingresos. Además, nos dan la impresión de ser más saludables. Pero lo ecológico, orgánico o bio no significa, necesariamente, que sean más saludables. Lo relevante, es qué llevan esos productos y cómo de procesados están. Al loro!!, leed bien las etiquetas.

 Personalmente soy omnívoro y consumo todo lo más natural que puedo dadas las circunstancias, no como pan, ni bollería industrial, hidratos de carbono los mínimos, casi nada, no bebo ningún tipo de refrescos ni zumos industriales por muy “naturales” que sean. Pero, no soy vegano, vegetariano o exclusivamente insectívoro. Como de todo, incluso he probado algún que otro insecto. Hago normalmente unas cinco ingestas al día y bebo unos tres o tres litros y medio de agua, dependiendo de la estación del año. Intento suplir deficiencias vitamínicas y minerales con suplementos en temporadas y confieso que tomo café bien cargado y de vez en cuando, en solemnes ocasiones mi Lagavulín (no soy perfecto, hago lo que puedo).

 


 

 

sábado, 20 de febrero de 2021

 

REWARD


No, no voy hablar de legendarios forajidos del Oeste americano ni de gansters de los años treinta.

Pensando en el anterior post, hoy os hablaré de una herramienta para usar con nuestra mente: La gratificación aplazada, porque es lo primero que la pornografía destruye.


En la década de 1960, un profesor de Stanford llamado Walter Mischel comenzó a realizar una serie de importantes estudios psicológicos.

Durante sus experimentos, Mischel y su equipo evaluaron a cientos de niños, la mayoría de entre 4 y 5 años de edad, y revelaron lo que ahora es una de las características más importantes para el éxito en la salud, el trabajo y la vida: La gratificación aplazada.


La gratificación aplazada, también conocida por gratificación retardada o demora de gratificación, es aquella capacidad que tenemos para resistir la tentación de una recompensa inmediata y esperar una recompensa posterior mejorada. Tiene mucho que ver con el aprendizaje de la fuerza de la voluntad.


No se trata en absoluto, de abandonar los placeres que nos brinda la vida, no. Se trata de cultivar la mente en la moderación, en el término medio, en aprender a retrasar las gratificaciones, para poder planear a largo plazo, vivir de forma más reflexiva y darnos cuenta que la gratificación inmediata tiene un precio demasiado alto que es, que cada vez será menos gratificante y el precio a pagar, cada vez será más alto.


Se trata de un atributo intelectual racional, relacionado con el control de los impulsos, la fuerza de voluntad, el autocontrol, la mejora de nuestra calidad de vida, uno de los rasgos básicos de lo que famosamente se llamó “inteligencia emocional”.


La "autogratificación" antes mencionada es un hábito que no puede coexistir con el logro de metas difíciles y valiosas. Veámoslo.


La dopamina es un neurotransmisor (una sustancia química liberada por las células nerviosas para transmitir señales a otras células nerviosas). Es un actor clave en la parte de nuestro cerebro, responsable del comportamiento motivado por la recompensa.


Cuanto más a menudo se inunda nuestro cerebro con dopamina, más se vuelve poco a poco nuestro cerebro insensible a sus efectos y necesita más estimulación para "sentir la misma emoción" u "obtener el mismo placer".


Esto significa que tu circuito de recompensa cambia fundamentalmente.

Este circuito de recompensa es crucial en los logros que son verdaderamente valiosos en la vida de una persona, como contribuir de manera significativa a la sociedad, desarrollar una habilidad muy buscada, formar una familia, mantener amistades, construir un negocio, competir en deportes, sobresalir en una carrera o tener una buena autoestima. Es por esto que la gratificación aplazada es la buena estrategia.


Podemos entrenar nuestra capacidad para retrasar la gratificación, al igual que podemos entrenar nuestros músculos en el gimnasio. Se puede hacerlo de la misma manera que un padre educa a su hijo: prometiendo algo pequeño y luego entregándolo. Una y otra vez hasta que su cerebro dice, 1) Sí, vale la pena esperar y 2) Sí, tengo la capacidad para hacer esto.


Quienes tengan hijos, sabrán de qué hablo: Una actitud reiteradamente demandante por parte de uno o más niños por todo lo que quiere, puede convertir su educación potencialmente agradable en un ejercicio imposible de paciencia infinita. Educar en la moderación es educar adecuadamente, apliquemos el cuento a nosotros mismos, desarrollar la gratificación retrasada es uno de los mejores regalos que puedes darte a tí mismo.

Aquí hay unas normas eficaces y sencillas de hacer exactamente eso:

Empieza con algo increíblemente pequeño. Haz que tu nuevo hábito sea "tan fácil que no puedas decir que no".

Mejora una cosa en un cinco o un diez por ciento. Hazlo de nuevo mañana.

Utiliza la estrategia de no romper el hábito, para mantener la coherencia.

Encuentra una manera de comenzar en menos de 2 minutos, no lo demores.


 

miércoles, 3 de febrero de 2021

 

Música.


En este tiempo de clausura casi obligada por circunstancias de supervivencia, se ha acentuado en mi el amor por la música. La música siempre ha estado en nuestras vidas, con ella desarrollamos emociones para ayudarnos a navegar por mundos peligrosos (miedo) y situaciones personales. De alguna manera, los tonos y ritmos de la composición musical activan áreas cerebrales correlacionadas con nuestras emociones.


¿De dónde viene nuestro amor por la música? ¿Cómo y por qué nuestros antepasados la descubrieron? ¿Por qué algo tan abstracto como la música provoca emociones tan consistentes?

Imagino que su descubrimiento pudiera darse de una forma fortuita, bajo el ritmo de la lluvia o el murmullo del agua entre las piedras de los ríos o tal vez nos ayudaron los pájaros con sus cantos o simplemente es muy posible que nuestro amor por la música fuera sencillamente un accidente.


Los estudios han demostrado que cuando escuchamos música, nuestro cerebro libera dopamina, lo que a su vez nos hace felices. La liberación de dopamina es más fuerte cuando una pieza musical alcanza un pico emocional y el oyente siente "escalofríos", la sensación escalofriante de excitación y asombro.


Eso puede explicar por qué nos gusta la música. Por lo general, nuestro cerebro libera dopamina durante el comportamiento que es esencial para la supervivencia (sexo o alimentación). Esto tiene sentido: es una adaptación que nos anima a realizar más de estos comportamientos. Pero la música no es esencial de la misma manera ya que, si la música utiliza el mismo sistema [de recompensa], no es biológicamente necesario para la supervivencia.


Otra posibilidad es que es una función de nuestro amor por los patrones. La música es un patrón. Mientras escuchamos, anticipamos constantemente qué melodías, armonías y ritmos pueden venir a continuación. Entonces, si escucho una progresión de acordes, un acorde de uno, un acorde de cuatro y un acorde de cinco, probablemente sepa que el siguiente acorde será otro acorde de uno, porque eso es una predicción.


Es por eso que normalmente no nos gustan los estilos de música con los que no estamos familiarizados. Cuando no estamos familiarizados con un estilo de música, no tenemos una base para predecir sus patrones, como el jazz, un estilo musical al que muchos desconocidos tienen problemas para aferrarse. Cuando no podemos predecir patrones musicales, nos aburrimos.


Cuando escuchamos una pieza musical, su ritmo se adhiere a nosotros en un proceso llamado arrastre. Si la música es de ritmo rápido, nuestros latidos y patrones de respiración se acelerarán para igualar el ritmo. Por ejemplo, la utilización de este proceso como técnica alternativa para mantener un nivel óptimo de sedación y reducción de la respuesta fisiológica al estrés, puede producir una disminución del uso de sedantes y mejorar la recuperación de pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados intensivos (UCI) que experimentan ansiedad y estrés, influyendo positivamente en su recuperación.


Esa es la razón por la cual cierta música y ciertos ritmos, también están relacionados con los procesos y mecanismos de la meditación. Pero, toda moneda tiene dos caras.

Cierta música con ciertos ritmos y frecuencias bloquean y abren algunas funciones en nuestra mente que no podemos controlar de forma consciente, hay un vínculo existente entre la música y los estados llamados de trance; algunas veces incluso, sin llegar a un completo trance, se llega a tener una experiencia nada agradable e incluso preocupante para el neófito practicante. Recordad siempre que, la mente no está acostumbrada a ser dirigida, va a su bola, tal vez por un arcaico proceso de mera supervivencia, por la ley del mínimo esfuerzo o por puro hábito, siempre quiere dominar. 

 


 


  LA SENDA DE LOS CINCO C AMINOS .    Hace tiempo que no escribo nada aquí. Esto se debe a que con lo que ya hay escrito, se me antoja sufi...