No tenemos solamente un tipo de
memoria. Según la neurociencia, tenemos varias clases de memorias.
Una de ellas es la Memoria Espacial; ésta sirve para recordar
nuestro entorno, tener un “mapa” de nuestro hábitat y saber la
ubicación de las cosas que hay en él, no solo eso sino también un
“retrato robot” de nuestro físico, una consciencia de cómo
somos, que no necesariamente se ajusta de forma exacta a la realidad,
es aproximada. Uno puede, al cerrar los ojos creer, que es más alto
o más flaco de lo que se es en realidad.
Bien. Vamos a utilizar esa herramienta.
En primer lugar, ubícate en un espacio que conozcas bien, por
ejemplo tu casa. Ahora, siéntate en un lugar cómodo, respira tal
como acordamos hacerlo durante la meditación, cierra los ojos e
imagínate caminando tranquilamente por ella, por un pasillo, por una
habitación, ve despacio, por que lo que quiero es que visualices
cada una de las cosas que hay en ese lugar.
Esa habitación será tu palacio de la
memoria, allí donde guardarás todo aquello que desees recordar.
En una cosa de ese lugar, pondrás
escrito un recuerdo que tu quieras, lo escribirás mentalmente. Por
ejemplo, deseo recordar un número o una fórmula o una fecha y la
escribes en el cuadro principal del comedor de tu casa o en el
cenicero de la mesita del café. Allí estará cada vez que lo
quieras recordar. Con este sencillo ejercicio mental, las cosas se
quedarán ancladas en tu memoria. Estás empezando a utilizar la
Memoria Espacial para reforzar la Memoria Profunda.
Esto no es magia, se llama Mnemotécnia,
es un conjunto de técnicas de memorización basada en la asociación
mental de la información a memorizar, con datos que ya sean parte de
la memoria o de la práctica cotidiana.
Pero recuerda, la meditación, como la
Mnemotécnia hay que ejercitarlas, usando la repetición para crear
el hábito. Un truco, que utilizo: En mi “palacio de la memoria”
tengo colocados objetos que no existen en la realidad. Eso es debido
a que cuando empiezas con el ejercicio, tienes suficientes cosas
donde escribir pero, a medida que las vas “gastando” has de poner
más objetos. Lo mejor es ponerlos en la realidad pero, la parienta
te va a joder, con perdón. Así que he puesto más objetos
imaginarios en la habitación, pero el truco está en poner objetos
estrafalarios, raros, que no tengan relación con lo normal.
Por ejemplo, para recordar la fecha de
la parienta (que siempre me daba la matraca con su cumpleaños), puse
encima de la tv una caja de las que cuando las abres te sale de
repente un payaso que entre sus manos tiene una tarjeta con la fecha.
Parece una tontería ¿Verdad? Solo te
digo que lo pruebes, que seas constante, que no te salgas del método
y que tengas paciencia. No pretendas que plantando una semilla, al
día siguiente tengas ya el fruto, poco a poco irás “amueblando”
tu casa.
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