Nuestra mente curiosamente se compone
de dos sistemas, el llamado Consciente y el Inconsciente. No, no se
trata de que tenemos dos personalidades como el doctor Jekyll y el
señor Hyde, ahora lo explico, para ello hablaré del Inconsciente.
La mente inconsciente se define como un
depósito de sentimientos, pensamientos, impulsos y recuerdos que
están fuera de la consciencia. En el último post, ya os hablé de
la consciencia humana.
Si, la cosa por arte de magia, se nos
ha complicado, al parecer tenemos una función en nuestro cerebro que
está fuera de nuestra consciencia, es decir que no nos damos cuenta
de algunas cosas (muchas o pocas) que “circulan” por nuestra
mente, sin embargo el inconsciente continúa influyendo en el
comportamiento a pesar de que las personas desconocen estas
influencias subyacentes.
El inconsciente es de gran importancia,
hemos de tener en cuenta que si hacemos una burda comparación a modo
de ejemplo, sería como un iceberg y todo lo que está sobre el agua
representa el consciente, mientras que todo lo que está debajo del
agua representa el inconsciente.
No deseo extenderme sobre teorías
enunciadas por Freud y sus muchachos sobre los instintos e impulsos
básicos fuera de nuestra conciencia, tales como los instintos
sexuales o los
instintos de muerte que incluyen cosas como pensamientos de agresión,
trauma y peligro. Ni si quiera os hablaré sobre la interpretación
de los sueños, en los que Freud
creía que podía descubrir el contenido de la mente inconsciente
donde existían los deseos reprimidos y los recuerdos dolorosos de la
infancia.
No, no me meteré en esos berenjenales
pscológicos.
La mente consciente es la que
aparentemente utilizamos en el quehacer diario de nuestro
pensamiento, lo que se llama la razón o la lógica. La mente
inconsciente, como ya he dicho es como un depósito donde se va
acumulando la información “secundaria”. Haciendo otra burda
comparación a modo de ejemplo, sería como el café turco. En el
fondo de la taza se encuentra el poso o el marro de café y en la
superficie, el café líquido como tal.
La mente inconsciente, lo que en
realidad hace es controlar nuestras acciones involuntarias y
condicionar nuestras acciones voluntarias. Lo maravilloso de este
sistema, de esta función de la mente, es que no puede distinguir
entre lo que imaginamos y la realidad. Por lo tanto, la mente
inconsciente, acepta lo que la mente consciente piensa.
Eso tiene una consecuencia fantástica,
que es determinante en nuestras vidas. Si tu le das a tu mente
inconsciente “inputs” positivos, los va aceptar como verdad y
formarán parte de tu ser. Pero, también es una moneda de dos caras,
si tu le das “imputs” negativos, caminarás por el lado oscuro de
la vida, para decirlo de forma menos dramática posible. Eso pasa,
por que la mente inconsciente no puede racionalizar, analizar o
razonar, traga lo que le das, así de sencillo.
Conclusión. Si deseas cambiar algo
adverso, negativo en tu vida, ahí tienes el proceso pero, seamos
serios, los objetivos han de ser realistas, alcanzables, medibles,
positivos y sobre todo personales, de tu interior. No pidas ser
millonario, tener a Miss Universo en la cama, una mansión de 500 m²
y un Bugatti Centodieci en el garaje. Eso no funciona así.
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