domingo, 20 de diciembre de 2020

 

EL INCONSCIENTE.



Nuestra mente curiosamente se compone de dos sistemas, el llamado Consciente y el Inconsciente. No, no se trata de que tenemos dos personalidades como el doctor Jekyll y el señor Hyde, ahora lo explico, para ello hablaré del Inconsciente.


La mente inconsciente se define como un depósito de sentimientos, pensamientos, impulsos y recuerdos que están fuera de la consciencia. En el último post, ya os hablé de la consciencia humana.

Si, la cosa por arte de magia, se nos ha complicado, al parecer tenemos una función en nuestro cerebro que está fuera de nuestra consciencia, es decir que no nos damos cuenta de algunas cosas (muchas o pocas) que “circulan” por nuestra mente, sin embargo el inconsciente continúa influyendo en el comportamiento a pesar de que las personas desconocen estas influencias subyacentes.


El inconsciente es de gran importancia, hemos de tener en cuenta que si hacemos una burda comparación a modo de ejemplo, sería como un iceberg y todo lo que está sobre el agua representa el consciente, mientras que todo lo que está debajo del agua representa el inconsciente.


No deseo extenderme sobre teorías enunciadas por Freud y sus muchachos sobre los instintos e impulsos básicos fuera de nuestra conciencia, tales como los instintos sexuales o los instintos de muerte que incluyen cosas como pensamientos de agresión, trauma y peligro. Ni si quiera os hablaré sobre la interpretación de los sueños, en los que Freud creía que podía descubrir el contenido de la mente inconsciente donde existían los deseos reprimidos y los recuerdos dolorosos de la infancia.

No, no me meteré en esos berenjenales pscológicos.


La mente consciente es la que aparentemente utilizamos en el quehacer diario de nuestro pensamiento, lo que se llama la razón o la lógica. La mente inconsciente, como ya he dicho es como un depósito donde se va acumulando la información “secundaria”. Haciendo otra burda comparación a modo de ejemplo, sería como el café turco. En el fondo de la taza se encuentra el poso o el marro de café y en la superficie, el café líquido como tal.


La mente inconsciente, lo que en realidad hace es controlar nuestras acciones involuntarias y condicionar nuestras acciones voluntarias. Lo maravilloso de este sistema, de esta función de la mente, es que no puede distinguir entre lo que imaginamos y la realidad. Por lo tanto, la mente inconsciente, acepta lo que la mente consciente piensa.


Eso tiene una consecuencia fantástica, que es determinante en nuestras vidas. Si tu le das a tu mente inconsciente “inputs” positivos, los va aceptar como verdad y formarán parte de tu ser. Pero, también es una moneda de dos caras, si tu le das “imputs” negativos, caminarás por el lado oscuro de la vida, para decirlo de forma menos dramática posible. Eso pasa, por que la mente inconsciente no puede racionalizar, analizar o razonar, traga lo que le das, así de sencillo.


Conclusión. Si deseas cambiar algo adverso, negativo en tu vida, ahí tienes el proceso pero, seamos serios, los objetivos han de ser realistas, alcanzables, medibles, positivos y sobre todo personales, de tu interior. No pidas ser millonario, tener a Miss Universo en la cama, una mansión de 500 m² y un Bugatti Centodieci en el garaje. Eso no funciona así. 




 

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