lunes, 4 de enero de 2021

 

UN POCO A LO POCO.


Hablábamos anteriormente de dos métodos complementarios que con paciencia y perseverancia nos pueden ayudar en nuestra vida. Son el Hábito y la Meditación. El viaje es personal y único para todos los que lo emprenden. No hay dos procesos que sigan el mismo patrón o trayectoria. Todo depende de dónde empieces y de qué tan profundo quieras llegar. No hay nadie más que pueda decirte que necesitas un proceso de transformación en tu vida. Solo tú puedes decir cuándo estás listo para el cambio.


Puedes apreciar el alcance de esto de forma comprensiva e intelectual, puedes leer todo lo quieras sobre ello pero, llevarlo a cabo deja de ser simplemente una idea interesante y se convierte en una realidad experimental digna de realizar. Aunque puede haber tantas formas de practicar como practicantes, el proceso en sí mismo facilita la evolución porque relaciona lo que sucede en el inconsciente con lo que sucede en la vida cotidiana.


Por lo general, buscamos una solución rápida a nuestros problemas. Queremos una respuesta, una receta; queremos que nuestro dolor sea tratado, nuestro sufrimiento aliviado. Queremos una solución y la buscamos en una autoridad externa. Ésta es una expectativa legítima para muchos males físicos, pero no funciona con los problemas internos, lo cierto y seguro es que requiere mucho tiempo y constancia, es el pequeño sacrificio que hemos de pagar.


Hoy veremos una herramienta para la ayuda en la Meditación. La Relajación Muscular Progresiva.

Para muchos de nosotros, la relajación significa tumbarse en el sofá y relajarse frente al televisor al final de un día estresante pero, eso no es la herramienta que vamos a utilizar.


La Relajación la utilizaremos como introducción o paso previo a la Meditación. Recordáis cuando os decía en la Meditación Básica que buscarais un lugar tranquilo y que adoptarais una postura cómoda, bien, después de eso iremos a una relajación más intensa, esta es una herramienta para poder hacer una meditación mejor y más profunda...todo empieza en la respiración, como siempre.


La Respiración.


Con tu enfoque en la respiración completa, la respiración profunda es una técnica de relajación simple pero poderosa. Es fácil de aprender, se puede practicar en casi cualquier lugar y proporciona una manera rápida de controlar tus niveles de estrés. La respiración profunda también es la piedra angular de muchas otras prácticas de relajación.


A) Siéntate cómodamente con la espalda recta, afloja la ropa, quítate los zapatos y ponte cómodo. Pon una mano sobre su pecho y la otra sobre su estómago. Acuérdate que si estás tumbado, acostado, corres el riesgo de quedarte dormido.


B) Respira por la nariz sin forzar. La mano en tu estómago debe levantarse. La mano en tu pecho debe moverse muy poco.


C) Exhala por la boca, expulsando tanto aire como puedas mientras contraes los músculos abdominales de forma natural, sin forzar. La mano sobre el estómago debe moverse hacia adentro mientras exhala, pero la otra mano debe moverse muy poco.


D) Continúa inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Trata de inhalar lo suficiente para que la parte inferior del abdomen suba y baje. Cuenta lentamente mientras exhala. Trata de igualar los tiempos de inhalación y exhalación sin forzarlos.


Relajación Muscular Progresiva:


La relajación muscular progresiva es un proceso en el que tensas y relajas sistemáticamente diferentes grupos de músculos del cuerpo. Con la práctica regular, te da una familiaridad íntima con la tensión. Esto puede ayudarte a reaccionar ante los primeros signos de tensión muscular que acompaña al estrés. Y a medida que tu cuerpo se relaja, también lo hará su mente.

La relajación muscular progresiva se puede combinar con la respiración profunda para un alivio adicional del estrés.


Haremos un recorrido con nuestra mente, empezaremos por los pies y subiremos hasta la cara, tratando de tensar solo los músculos previstos.


A) Tómate unos minutos para inhalar y exhalar en respiraciones lentas y profundas, tal como hemos dicho.


B) Cuando estés listo, cambia su atención a su pie derecho. Tómate un momento para concentrarte en cómo se siente.


C) Tensa lentamente los músculos del pie derecho, apretando lo más fuerte que puedas. Mantén la posición mientras cuentas hasta 10.


D) Relaja tu pie. Concéntrate en la tensión que fluye y en cómo se siente tu pie cuando se vuelve flácido y suelto.


E) Permanece en este estado relajado por un momento, respirando profunda y lentamente.


F) Dirije tu atención a tu pie izquierdo. Sigue la misma secuencia de tensión muscular y liberación.


G) Avanza hacia arriba lentamente por tu cuerpo contrayendo y relajando los diferentes grupos musculares… piernas, glúteos, abdominales, pecho, manos brazos, hombros, cuello, cara, ojos…


Puede que requiera algo de práctica al principio, pero trata de no tensar músculos distintos de los previstos (por ejemplo, no tenses los dedos de los pies y los de la cara). Siente cómo se van relajando cada uno de ellos. Entonces enfoca tu atención en la respiración y medita tal como te indiqué.

Existen otros métodos más largos y profundos pero, para empezar esto es lo más sencillo… si, ya se, la mente parece funcionar por si sola, no le gusta que la domines, empezará hacer de las suyas, te picará la nariz, la cara o algo innombrable, tranquilo, relájate, vuelve a intentarlo, tal vez en otro momento, es lo normal, somos humanos, lo importante es coger el hábito. Ten en cuenta que irá poniendo trabas porque no está acostumbrada a tu disciplina, está aún asilvestrada y manda sobre ti pero, poco a poco la irás dominando a través del hábito.


El guerrero ha llegado


 


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