sábado, 13 de marzo de 2021

 

MIEDO

 

Para hablar del miedo, primero hemos de acordar su definición. El miedo es una respuesta que aparece en nuestra mente a una amenaza de daño, real o imaginario, es una emoción biológicamente básica de todos los seres humanos y de muchos animales.

Podríamos detallar un poco más y distinguir entre el miedo (propiamente dicho), el pánico y la ansiedad. Los dos primeros están relacionados con los “circuitos neuronales de supervivencia” y surgen en un contexto real, físico que depende de la amenaza, (depredador específico o desconocido), distancia a la amenaza (y por lo tanto tiempo; es decir, inminencia depredadora) y tiempo transcurrido desde que se encontró una amenaza (resultando, en orden, en comportamientos tales como defensa y huida, evaluación de riesgos, inhibición de movimiento, distanciamiento). Vemos que el miedo en realidad cumple un papel importante para mantenernos a salvo, ya que nos moviliza para hacer frente a un peligro real o potencial.

 

El tercero, es un estado más tónico relacionado con la predicción y la preparación. La ansiedad es una experiencia común para muchas personas, se puede considerar un trastorno cuando es recurrente, persistente, intensa e interfiere con tareas básicas de la vida como el trabajo y el sueño.

Los trastornos de ansiedad constituyen una de las enfermedades psiquiátricas más comunes (en general, cerca del 25% de la población sufre algún tipo de trastorno de ansiedad). La mayor parte del trastorno surge de la preocupación por lo que podría suceder, a menudo hasta el punto de distorsionar lo que realmente es.

 El trastorno de la ansiedad puede estar desencadenado por multitud de factores tales como enfermedad, traumas, consumo de drogas o alcohol, dolores físicos, la propia personalidad y factores hereditarios pero, la mayoría suele ser a causa del estrés.

 

El estrés es la sensación de estar bajo demasiada presión mental o emocional. La presión se convierte en estrés cuando se siente incapaz de hacerle frente. Las personas tienen diferentes formas de reaccionar ante el estrés, por lo que una situación que se siente estresante para una persona puede ser motivadora para otra.

 Un gran evento o la acumulación de situaciones de la vida estresantes más pequeñas pueden desencadenar una ansiedad excesiva, por ejemplo, una muerte en la familia, estrés laboral o preocupación constante por las finanzas o por la aproximación de la propia e inevitable muerte.

El estrés no es una enfermedad en sí mismo, pero puede causar una enfermedad grave si no se aborda. Es importante reconocer temprano los síntomas del estrés. Reconocer los signos y síntomas del estrés te ayudará a encontrar formas de afrontar la situación y evitar que adoptes métodos de afrontamiento poco saludables, como beber, fumar, tomar drogas, apostar dinero o caer en malos hábitos.

 

No hay forma de predecir con certeza qué hará que alguien desarrolle un trastorno de ansiedad, pero puede tomar medidas al respecto para superarla. Una de las estrategias que se puede intentar para ayudar a aliviar la ansiedad incluyen la práctica de técnicas de relajación como la atención plena, la meditación, la respiración profunda y la relajación muscular progresiva. 

 


 

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