No, no voy hablar de legendarios
forajidos del Oeste americano ni de gansters de los años treinta.
Pensando en el anterior post, hoy os
hablaré de una herramienta para usar con nuestra mente: La
gratificación aplazada, porque
es lo primero que la pornografía destruye.
En la década de 1960, un profesor de
Stanford llamado Walter Mischel comenzó a realizar una serie de
importantes estudios psicológicos.
Durante sus experimentos, Mischel y su
equipo evaluaron a cientos de niños, la mayoría de entre 4 y 5 años
de edad, y revelaron lo que ahora es una de las características más
importantes para el éxito en la salud, el trabajo y la vida: La
gratificación aplazada.
La gratificación aplazada, también
conocida por gratificación retardada o demora de gratificación, es
aquella capacidad que tenemos para resistir la tentación de una
recompensa inmediata y esperar una recompensa posterior mejorada.
Tiene mucho que ver con el aprendizaje de la fuerza de la
voluntad.
No se trata en absoluto, de abandonar
los placeres que nos brinda la vida, no. Se trata de cultivar la
mente en la moderación, en el término medio, en aprender a retrasar
las gratificaciones, para poder planear a largo plazo, vivir de forma
más reflexiva y darnos cuenta que la gratificación inmediata tiene
un precio demasiado alto que es, que cada vez será menos
gratificante y el precio a pagar, cada vez será más alto.
Se trata de un atributo intelectual
racional, relacionado con el control de los impulsos, la fuerza de
voluntad, el autocontrol, la mejora de nuestra calidad de vida, uno
de los rasgos básicos de lo que famosamente se llamó “inteligencia
emocional”.
La "autogratificación" antes
mencionada es un hábito que no puede coexistir con el logro de metas
difíciles y valiosas. Veámoslo.
La dopamina es un neurotransmisor (una
sustancia química liberada por las células nerviosas para
transmitir señales a otras células nerviosas). Es un actor clave en
la parte de nuestro cerebro, responsable del comportamiento motivado
por la recompensa.
Cuanto más a menudo se inunda nuestro
cerebro con dopamina, más se vuelve poco a poco nuestro cerebro
insensible a sus efectos y necesita más estimulación para "sentir
la misma emoción" u "obtener el mismo placer".
Esto significa que tu circuito de
recompensa cambia fundamentalmente.
Este circuito de recompensa es crucial
en los logros que son verdaderamente valiosos en la vida de una
persona, como contribuir de manera significativa a la sociedad,
desarrollar una habilidad muy buscada, formar una familia, mantener
amistades, construir un negocio, competir en deportes, sobresalir en
una carrera o tener una buena autoestima. Es por esto que la
gratificación aplazada es la buena estrategia.
Podemos entrenar nuestra capacidad para
retrasar la gratificación, al igual que podemos entrenar nuestros
músculos en el gimnasio. Se puede hacerlo de la misma manera que un
padre educa a su hijo: prometiendo algo pequeño y luego
entregándolo. Una y otra vez hasta que su cerebro dice, 1) Sí, vale
la pena esperar y 2) Sí, tengo la capacidad para hacer esto.
Quienes tengan hijos, sabrán de qué
hablo: Una actitud reiteradamente demandante por parte de uno o más
niños por todo lo que quiere, puede convertir su educación
potencialmente agradable en un ejercicio imposible de paciencia
infinita. Educar en la moderación es educar adecuadamente,
apliquemos el cuento a nosotros mismos, desarrollar la gratificación
retrasada es uno de los mejores regalos que puedes darte a tí mismo.
Aquí hay unas normas eficaces y
sencillas de hacer exactamente eso:
Empieza con algo increíblemente
pequeño. Haz que tu nuevo hábito sea "tan fácil que no puedas
decir que no".
Mejora una cosa en un cinco o un diez
por ciento. Hazlo de nuevo mañana.
Utiliza la estrategia de no romper el
hábito, para mantener la coherencia.
Encuentra una manera de comenzar en
menos de 2 minutos, no lo demores.
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